La historia de Nathan

La historia de Nathan

Hola a todos.

Para empezar, deciros que habría hecho esto en directo, pero en este momento estoy en el hospital haciéndome pruebas; obviamente no es la forma ideal, pero nos tendremos que conformar con esto, lo siento.

 

Os cuento un poco sobre mí:

 

Me llamo Nathan Mark Phillip Barry, me encanta el básquet, quedar con amigos, ver pelis, vamos, lo normal.

 

Pero tengo algunos tumores cancerígenos por todo el cuerpo, uno en el corazón, unos pocos en el cerebro y alguno más en otras partes del cuerpo.

 

Hoy os quiero contar cómo me hice cristiano y las luchas que he tenido este año y cómo me he enfrentado a ellas.

 

Mi padre es el pastor de la iglesia anglicana de Jannali (Australia), así que cada semana íbamos a la iglesia y también nos enviaron al grupo de jóvenes. Siempre me ha encantado el grupo de jóvenes y he escuchado las historias de la Biblia un montón de veces.

 

No puedo escoger un momento en concreto, pero con el tiempo entendí que eso de que yo era pecador tenía sentido y también la historia de que Jesús murió en la cruz por nosotros. Vi claro que hacerme cristiano era lo que tenía que hacer porque una vida eterna con Jesús, que nos amó y murió por nosotros, sonaba genial, sobre todo comparado con la alternativa: el sufrimiento eterno en el infierno. Así que poco después decidí seguir a Jesús.

 

Un texto de la Biblia que me ayudó a entender eso es 1ª Pedro 3:18:

«Cristo murió por los pecados, una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevaros a Dios».

Hasta el día de hoy, este texto me recuerda que Jesús murió por nuestros pecados, por nosotros, los injustos, para llevarnos a Dios en el cielo.

 

Las noticias que te voy a dar ahora creo que no se las he contado a nadie, pero hace unos meses me dijeron que probablemente iba a morir. Esas noticias me sacudieron, y empecé a preocuparme, a pensar mucho en la muerte, qué significa, qué hay después. Recuerdo que después de recibir esas noticias yo y mis padres inclinamos nuestras cabezas y oramos y descargamos todas nuestras preocupaciones sobre Dios.

 

Después, hicimos lo que creíamos que era importante: abrimos la Palabra de Dios. Leímos en Isaías capítulo 40, que dice:

«Incluso los jóvenes se cansan y se fatigan, pero los que confían en el Señor tendrán nuevas fuerzas».

Me sentí aliviado. Es alucinante: aunque pasemos por dificultades y tengamos problemas en este mundo, si confiamos en Dios pasaremos una vida eterna en el cielo con Jesús. Y ya no tendremos esos problemas o dificultades. Todo será perfecto.

 

Espero que mi historia te haya animado. Pase lo que pase en esta vida, lo único que realmente importa es poner tu confianza en Jesús.